Entrevista al Dr. Eduardo Zancolli


Tengo 50 años. Nací y vivo en Buenos Aires. Soy traumatólogo especializado en cirugía de manos y hombros. Estoy casado y tengo dos hijas. Soy partidario de la democracia participada. Creo en la paz, en la preservación del medio ambiente y en un orden superior. Autor de “El misterio de las coincidencias”, editorial RBA.”

En el libro se refleja, a través de una investigación realizada por el psicólogo Arnold Mindel, que el Dr. Peat configuró un perfil de sucesos sincrónicos entre los que destaca que “estos sucesos están generalmente asociados con periodos de transformación; como por ejemplo, nacimientos, muertes, enamoramientos, psicoterapia, trabajo creativo intenso, como también cambios de profesión”. Se desprende de la afirmación anterior que las sincronicidades dependen sobremanera de los sentimientos, pues son los desequilibrios emocionales quienes movilizan nuestra alma. Los desequilibrios emocionales aparentemente movilizan nuestra alma pasando a cuestionar algunos o muchos de nuestros valores. Es entonces cuando las sincronicidades tienen propensión a aparecer trayendo la respuesta a dichos cuestionamientos, muchas veces en forma de símbolos. Pero me parece que en el fondo lo único que hacen dichos desequilibrios emocionales es cambiar el “dial” que estamos escuchando. Cambiamos de sintonía remplazando el lenguaje de la mente lógico-racional por el “lenguaje del alma”. Parece que el secreto está en dónde sintonizamos nuestra atención. En el libro se expone la observación que, aparentemente, sí logramos sintonizar con nuestra alma de manera natural, muchas veces no tendremos que pasar, previamente, por situaciones tan conflictivas.

¿Qué gobierna nuestras vidas, la casualidad o la causalidad?

La causalidad de la casualidad, la sincronicidad.

¿Y eso qué es?

Coincidencias con significado para la persona que las vive porque encajan perfectamente con su historia personal dando respuestas a dudas existenciales.

¿Descarta el azar?

Las coincidencias pueden tener que ver con la oportuna llegada de cierta información especial que no sabíamos cómo conseguir, o podemos pensar de repente en alguien que hace mucho que no vemos y, al día siguiente, topamos con él. Resulta demasiado improbable matemáticamente hablando, que haya sido consecuencia del azar.

Póngame un ejemplo ilustre.

Ya de joven, Abraham Lincoln sentía que debía ser algo más que un granjero de Illinois. Un día tropezó con un vendedor ambulante que atravesaba una época dificil y decidió ayudarle. Le compró un viejo barril lleno de objetos sin mirar el contenido.

¿Y qué había?

Quincalla y una colección de libros de derecho gracias a los cuales estudió hasta ser abogado y cumplir su célebre destino.

¿Cómo un médico se interesa por la sincronicidad?

Todos nos cuestionamos qué hacemos aquí y si estamos en el camino correcto. Un día vino a verme un médico norteamericano para ofrecerme un negocio. Y gracias a una “bompa”, un recipiente tibetano para el agua bendita, que él vio en mi despacho, acabamos hablando de su colaboración con el Dalai lama y acabé en el Tíbet.

Puede ser una simple coincidencia.

Un día antes de este encuentro mi mujer me dijo que sacara ese objeto de casa, que, por cierto, llevaba tres años en la misma estantería y nunca lo había visto. A partir de ahí, el cúmulo de coincidencias fue tal, que decidí investigar el tema.

¿Y?

A diario nos suceden coincidencias, pero a veces se da una confluencia de sucesos que nos impactan y vemos y sentimos un significado en lo fortuito: son mensajes con significado. A este tipo de coincidencias el psicólogo suizo Carl Jung lo llamó sincronicidad.

¿Y quién envía esos mensajes?

Se ha podido demostrar en diferentes ámbitos de la ciencia que existe un orden superior con propósito que, por ejemplo en física cuántica, produce estados superpuestos.

¿Qué es eso?

En este momento estamos compartiendo un mismo estado que nos liga para siempre. Dentro de tres años, en el otro extremo del mundo, yo podría acordarme de usted y a los dos minutos usted llamarme.

¿Esto es científico?

Si dos simples partículas han compartido un estado único, luego, aunque estén aleja-das la una de la otra, resulta que si medimos su velocidad, coincide. Vivimos en un universo que se comunica instantáneamente a una velocidad superior a la de la luz

¿Qué demuestra eso?

Que hay una danza subyacente a todas las partículas subatómicas, esas que constituyen la base de todo el universo, visible y no visible. Con ese descubrimiento Pauli ganó el premio Nobel de Física.

El batir de las alas de una mariposa en Pekín…

… Puede causar un tomado en Texas. Todo está interconectado, todo está en todos lados, hay un orden más allá del caos.

¿Y ese orden nos dirige?

La ciencia reconoce el fenómeno pero nadie entiende todavía el sentido. Todos los estudiosos coinciden en que cuando ciertas cosas son atraídas repentinamente hacia nosotros de maneras muy sorprendentes comienza a operar una estructura de causantes subyacentes.

¿Como un conjunto de fuerzas?

Si, como si estuviésemos rodeados por un campo magnético en el que los alinearan automáticamente respondiendo a un nivel de causalidad más sútiL

¿Y todo eso para qué?

La sincronicidad nos ayuda a elevar nuestra conciencia, a evolucionar

¿Cómo podemos atraer la sincronicidad en nuestras vidas?

Hay que dejarle espacio para que se puedan manifestar y darle valor al pensamiento intuitivo. Suelen aparecer en períodos de transformación: muertes, enamoramientos, psicoterapia, trabajo creativo, situaciones que nos sacan de la rutina hacen replanteamos los valores. Una vez un maestro espiritual me preguntó: ¿Qué hace usted por usted?”.

Buena pregunta

“Regálese una hora diaria para salir, caminar sin destino, estar abierto para lo que no tiene programado”, me aconsejo.

¿Y si no entiendo el mensaje?

El significado de las sincronicidades tiene que encajar con nuestra historia personal. Si tropieza repetidas veces con un objeto, una situación, o las cosas empiezan a encajar sin esfuerzo, ponga atención, conviértase en el detective de las pistas y acabarán llevándole a algún lugar

Inma Sanchís

6 comentarios:

  1. Me parece un tema apasionante, sobre el que hay mucho por descubrir todavía.
    Muy bueno el reportaje, veré de conseguir el libro.
    Gracias por dar a conocer a este doctor.
    Un beso.

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  2. Excelente reportaje, a mí también me dieron ganas de conseguir el libro. A veces las señales vienen todo el tiempo, que llega un momento en que nos sonreímos y decimos "sí, ya entendí, ya entendí!"

    Siempre en este tipo de reportajes surge la preguntita "esto es científico?" Cuando en realidad la ciencia debería ocuparse de estudiar lo que sucede en forma empírica, interesarse por aclarar lo que no conoce y por alguna razón sucede. Cuando nombramos a Jung ya se puede hablar tranquilos... pero antes de que esto fuera estudiado por Jung ya existía!!!
    Por qué la ciencia tiene que avalar la realidad??
    Bue, me fui por las ramas, ja ja, como siempre (menos mal que sé que vos me tenés paciencia)
    Un abracito, que tengas un día pleno de hermosas sincronicidades!

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  3. Encontré el libro para leerlo online. Quienes estén interesados, lo encontrarán ACÁ

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  4. Hace un tiempo que leí el libro, y me resultó muy interesante. Lo recomiendo al cien por cien.
    Un abrazo para ti, Graciela.

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  5. Es cierto Marina, muchas veces vienen señales de por donde tenemos que ir, hay que estar atentos, sino pasan de largo ...
    Gracias por dejar el enlace del libro, para quien esté interesado.
    Dudo mucho que la ciencia pueda comprobar estas cosas. Hay que escuchar el corazón, ahí si está toda la sabiduría.
    Un dulce abrazo, amiga.

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  6. Gracias por el enlace. Creo que me lo bajaré y lo imprimiré.
    No hay nada mejor que leer un libro en papel, lápiz en mano y subrayar todo lo que nos interese.
    Para mí es una costumbre "ancestral".
    Gracias Sina y Marina.

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