No tienes que ser bueno.
No tienes que
andar de rodillas
durante cientos de kilómetros a través del desierto, arrepintiéndote.
Solo tienes que dejar
al dulce animal de tu cuerpo
amar aquello que ama ...

Cuéntame tu desesperación y yo te contaré la mía.
Mientras tanto el mundo sigue girando.
El sol y los guijarros cristalinos de la lluvia
corren a través de los paisajes,
por las praderas y los árboles frondosos,
por las montañas y los ríos.
Y los gansos salvajes, que vuelan alto
en el aire luminoso y claro
vuelven nuevamente a casa.

Seas quien seas, por muy solo que te sientas
el mundo se ofrece a tu imaginación,
te llama como lo hacen los gansos salvajes,
con su grito duro y provocador
comunicándote una y otra vez
tu sitio en la familia de las cosas.


Mary Oliver

7 comentarios:

  1. Muy bello el texto y lleno de sabiduría.
    La culpa no es buena compañía y no soluciona nada.

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  2. Una belleza

    "Solo tienes que dejar
    al dulce animal de tu cuerpo
    amar aquello que ama..."

    Y parece tan fácil...

    Mil besos

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  3. Es un poema maravilloso!!!
    Gracias, mil gracias por compartirlo.
    Voy a buscar más trabajos de esta artista, me ha fascinado.
    Besitos.
    Que tengas muy buena semana.

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  4. La imagen con que ilustraste también me ha gustado muchísimo.
    Dirigí unos años un grupo de teatro llamado Los Gansos, y me emocioné recordando lindos momentos.
    Chuik chuik chuik

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  5. Es cierto Graciela, que poco se habla de la culpa y que mal nos hace.
    Gracias por tu visita.
    Un dulce abrazo.

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  6. Yo también me quedo con este párrafo, Marisa.
    Un dulce abrazo.

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  7. Si que lo es, Marina.
    Si encuentras más poesías de Mary Oliver me gustaría que las compartieras conmigo. Yo ando buscando también más trabajos de ella.
    Me alegra que te guste la foto, muy sugerente, verdad?
    Feliz semana.
    Un dulce abrazo, amiga.

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