Mi esposa guerrera


Su nombre es Paula y encierra la magia de mil mundos. No tiene edad, pues trasciende toda etapa cronológica.
Es simple y dulce. Su mirada es clara y profunda. A su lado respiro paz y seguridad.
En sus manos descansa Hamada cuando culmino una batalla. Batallas espirituales, descansos espirituales.
Ella me ha enseñado el verdadero camino de la humildad. Ha cortado las pesadas cadenas que me esclavizaban a mi egocentrismo.
Paula ha dejado vibrando mi alma, por su fuerza y su simplicidad, por su dulzura y su frescura, por sus caprichos tan sabiamente corregidos, por su apertura interior y por otras muchas razones me ha seducido eternamente. Junto a ella he aprendido a dejar de ser uno para ser dos, sin dejar de ser yo mismo por ello. A renunciar al yo para decir nosotros. Vendrán muchos más, pero estamos cada vez más juntos, soñamos juntos y reímos juntos. Cantamos y lloramos juntos.Tenemos la esencia de las águilas y no nos vanagloriamos de ello, nos regocijamos por habernos ayudado mutuamente a encontrarnos y descubrirnos mutuamente.
Mi esposa guerrera tiene la fuerza de un león y la ternura de una rosa. Con ella mi vida ha encontrado una profunda paz que nace de compartir todo lo que es mi esencia. Así de simple, así de profundo. Más que romántico pretende ser sabio. Sabiduría que nace del amor mismo en su esencia. De ese amor que como arpa de cristal eleva la vibración propia hacia los planos superiores del ser mismo.
Mi esposa guerrera sabe de mis batallas, de mis miedos, mis dudas, mis fuerzas y temores.
Sabe leer mis ojos y entiende mi cuerpo. Sus labios han cerrado heridas espirituales y sus lágrimas han limpiado amargos recuerdos.
Escribo esto para compartir contigo que lo lees, la alegría de estar acompañado siendo feliz en simplicidad. De hacerte saber que no existen los superhombres, que se necesita siempre alguien al lado para crecer y desarrollarse en plenitud.
Tengo todo el universo a mi lado, pero es mí amada esposa quien, al final del día tapa suavemente mis hombros besándome con dulzura y velando mi sueño.

Gabriel Jurjevic

La Danza




Te he enviado mi invitación, la nota inscrita en la palma de mi mano por el fuego de la vida.
No saltes y grites, "¡Sí, esto es lo que quiero! ¡Hagámoslo!"
Simplemente ponte de pie en silencio y baila conmigo.
Enséñame cómo sigues a tus deseos más profundos, descendiendo en espiral hacia la aflicción dentro de la aflicción, y yo te mostraré cómo me estiro hacia adentro y me abro hacia afuera para sentir el beso del Misterio, dulces labios sobre los míos, cada día.
No me digas que quieres guardar al mundo entero en tu corazón.
Muéstrame cómo te niegas a hacerle daño a otro sin abandonarte a ti mismo cuando estás lastimado y temeroso de no ser amado.
Cuéntame una historia acerca de quien eres, y mira quien soy en las historias que estoy viviendo.
Y juntos recordaremos que cada uno de nosotros siempre tiene una opción.
No me digas cuán maravillosas serán las cosas . . . algún día.
Muéstrame que puedes arriesgarte a estar completamente en paz, verdaderamente bien con la manera en que son las cosas ahora, en este justo momento, y de nuevo en el siguiente y en el siguiente y en el siguiente . . .
He escuchado suficientes historias de guerreros con audacia heróica.
Dime cómo te desmoronas cuando golpeas contra el muro, ese lugar que no puedes atravesar con la fuerza de tu propia voluntad.
¿Qué es lo que te lleva al otro lado de ese muro, hacia la frágil belleza de tu propia humanidad? Y después de habernos mostrado cómo hemos establecido y mantenido los límites claros y saludables que nos ayudan a vivir uno al lado del otro, arriesguémonos a recordar que nunca dejamos de amar silenciosamente a aquellos que una vez amamos en voz alta.
Llévame a los lugares de la Tierra que te enseñan a bailar, los lugares donde puedes arriesgarte a dejar que el mundo te rompa el corazón.
Y yo te llevaré a los lugares donde la tierra bajo mis pies y las estrellas en lo alto vuelven entero a mi corazón una y otra vez.
Muéstrame cómo te haces cargo de los negocios sin permitir que los negocios determinen quien eres.
Cuando los niños hayan sido alimentados, pero aún las voces dentro y alrededor de nosotros griten que los deseos del alma tiene un precio demasiado alto, permitámonos recordarnos uno al otro que los asuntos nunca tratan de dinero.
Muéstrame cómo ofreces a tu gente y al mundo las historias y canciones que deseas que los hijos de nuestros hijos recuerden, y yo te mostrare cómo lucho por no cambiar al mundo, sino amarlo.
Siéntate junto a mí en largos momentos de soledad compartida, conociendo tanto nuestra soledad absoluta como nuestra pertenencia innegable.
Baila conmigo en el silencio y en el sonido de las pequeñas palabras cotidianas, sin abrigar ninguna de ellas en mi contra al final del día.
Y cuando el sonido de todas las declaraciones de nuestras más sinceras intenciones se haya desvanecido en el viento, baila conmigo en la pausa infinita antes de la siguiente gran inhalación del aliento que nos respira a todos hacia el ser, sin llenar el vacío ni desde afuera ni desde adentro.
No digas "¡Sí!" Sólo toma mi mano y baila conmigo.

Oriah Mountain Dreamer

La invitación


No me interesa lo que haces para ganarte la vida.
Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar en satisfacer el deseo de tu corazón.
No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer como un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa cuáles planetas están en armonía con tu luna. Quiero saber si has tocado el centro de tu pesadumbre, si las traiciones de la vida te han abierto, o si te has marchitado y cerrado por el miedo al dolor futuro. Quiero saber si puedes sentarte con el dolor, el mío o el tuyo, sin intentar esconderlo, desvanecerlo o arreglarlo. Quiero saber si puedes estar con la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con locura y permitir que el éxtasis te llene hasta la punta de los dedos, sin advertirnos que seamos cuidadosos, que seamos realistas, o que recordemos las limitaciones de los seres humanos.
No me interesa si la historia que me cuentas es verdadera. Quiero saber si decepcionas a otros para serte fiel a ti mismo, si puedes soportar la acusación sin traicionar a tu propia alma. Quiero saber si puedes ser fiel, y por lo tanto ser confiable. Quiero saber si puedes ver la belleza, aún cuando no sea bella todos los días, y si puedes originar tu vida desde su presencia. Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo o el mío, y no obstante pararte a la orilla del lago y gritarle a la luna "¡Sí!" No me interesa saber en dónde vives o cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de pesar y desesperación, cansado y golpeado hasta los huesos, y hacer lo que se tiene que hacer por los niños.
No me interesa quién eres o cómo llegaste a estar aquí. Quiero saber si te pararás en el centro del fuego conmigo sin rehuir.
No me interesa en dónde o qué o con quién has estudiado. Quiero saber qué es lo que te sustenta desde adentro cuando todo lo demás desaparece. Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo, y si verdaderamente te agrada la compañía que buscas en los momentos vacíos.

Oriah Mountain Dreamer

Ahora soy yo misma


Ahora soy yo misma, ha llevado

Tiempo, muchos años y lugares

Me han disuelto y sacudido,

He utilizado los rostros de otros,

Me he apresurado locamente, como si ahí estuviera el Tiempo,

Terriblemente viejo, llorando y avisando,

"Rápido, morirás antes"

¿Qué? ¿Antes de que llegue la mañana?

¿O es claro el final del poema?

¿O un amor seguro en una ciudad amurallada?

Ahora estar quieta, estar aquí,

!Sentir mi propio peso y densidad!

Ahora hay tiempo y el Tiempo es joven.

Oh, en esta hora vivo

Por mi misma sin vacilación

Yo, la perseguida, que corría locamente,

!Serénate, serénate, y detén el sol!

May Sarton

El Mensaje de la Diosa



En el hermoso resplandor de la primavera, desde dentro, desde muy adentro, llega la sutil llamada de la Gran Diosa, una llamada cálida y serena, una llamada colmada de luz y de color, de pálidos rosas, de verde mar, de tenue dorado… suaves colores impregnados de una penetrante energía de intenso amor.


Seguir su llamada es seguir nuestra propia naturaleza como mujer, armonizarnos con nuestro ritmo cíclico, en vínculo perpetuo con los ciclos de la vida y de la Madre Tierra.

Como mujer hemos de investigar en nuestra verdadera energía, encontrar nuestra armoniosa esencia y expresarla a través de nuestros actos, de nuestras palabras, de nuestra mirada…

Para realizar este trabajo hay a nuestro servicio múltiples herramientas y una de ellas se encuentra en el conocimiento de las diosas mitológicas. El poder de todas estas diosas reside en el corazón de cada mujer y conectar con este poder y desarrollar estos arquetipos internos, integrándolos y equilibrándolos, nos conduce al encuentro con nosotras mismas, al auto-conocimiento, y es así como aprendemos a vivir en sintonía con nuestro ser.

Al identificarnos con la figura de una diosa, despertamos en nuestro interior las cualidades que ésta expresa y manifestamos la necesidad de reconocer ese aspecto de lo divino en nuestro interior.

Debemos recuperar esa sabiduría interna, conectar de nuevo con nuestro poder y nuestro conocimiento intuitivo. Si olvidamos que somos diferentes al hombre, si actuamos según su energía lineal en vez de seguir nuestro carácter cíclico, perdemos nuestra auténtica experiencia de poder. Ambas energías se complementan, el yin y el yang se manifiesta en todo lo creado pero precisamente por ser complementarias, son diferentes. La esencia interna de la mujer es mágica, sanadora y sobre todo, profundamente creativa.

Hemos de aprender a manejarnos en la vida con nuestra verdadera luz. Cualquier acto, por muy cotidiano que sea, puede ser un acto de creación y una manifestación de la belleza, si lo realizamos siempre desde el corazón. Somos diosas..., diosas que van todos los días al trabajo, diosas que cuidan de sus familias, diosas que bailan, diosas que comparten, diosas que disfrutan del placer de la amistad.., y en ese descubrimiento, en ese nuevo recordar, encontramos el camino a seguir: el camino de la alegría y de estar en paz con nosotras mismas.

Helena Bejarano