Te regalo la quietud
la paz insondable
de un abrazo
Te regalo el vértigo
la desconocida profundidad
un instante de vacío para sentir
un susurro al oído
Te regalo un segundo,
el tiempo suspendido
la eterna incansable
tranquila presencia
Te regalo la caricia
de un tierno aliento
visitando tus soledades
el roce de una piel
Te regalo al oído
la suave respiración
el sonido del silencio
la emoción anudada
Te regalo un puente
con sus aguas turbulentas
la líquida humedad
una lágrima alegre
Te regalo el beso
el espasmo de un sueño
el canto de la sirena
el crepitar de las brasas
Te regalo palabras
espúrea libertad
libélula cristalina
níveo lapislázuli
amor mandarina
Te regalo el cielo,
el aroma del mundo
!Qué no te regalaria!
te regalo la prístina luz
Tú que me lo pediste
te regalo estas palabras
y otras mil
a punto de salir
ocultas tímidas
herméticas palabras
(Anónimo del siglo XIII)
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